La historia de la humanidad es cíclica; a diferencia de los animales que, entienden de empatía, desigualdad y apego maternal, verificados por experimentos como los de De Waal o el Experimento de Harlow, nuestra especie parece estar incapacitada para profundizar esos sentimientos y trasladar a la siguiente generación información más que valiosa y contundente para su evolución.
Es por eso que la Memoria, Verdad y Justicia, debe de ser evidenciado, no solo como un acto recuerdo de un proceso degradatorio, inhumano y cobarde, sino también como la revalidación y rebeldía de la especie humana en busca de su propia evolución, a través del camino de reconocer y no cometer los errores del pasado. Algo que, más que notorio, no estamos logrando.
Hoy, más que nunca, Memoria, Verdad y Justicia: